Bastones

Caminar por la montaña es una de las actividades más antiguas del ser humano. Desde los primeros pastores y viajeros, el bastón ha sido símbolo de apoyo, equilibrio y perseverancia.
En el montañismo moderno, los bastones de trekking son una extensión del cuerpo: reparten el esfuerzo, mejoran la estabilidad y protegen las articulaciones.

Los primeros bastones de caminata datan de tiempos prehistóricos.
Pueblos nómadas, peregrinos y exploradores los utilizaban como herramienta de apoyo, defensa o guía en terrenos irregulares. Durante la Edad Media, el bastón fue símbolo de camino y propósito, representado en el bordón del peregrino en rutas como el Camino de Santiago.

En el siglo XX, con el auge del montañismo europeo, se transformó en una herramienta técnica, especialmente en los Alpes y Pirineos. En los años 70, las marcas Leki (Alemania) y Komperdell (Austria) introdujeron los primeros bastones telescópicos de aluminio, inspirados en los bastones de esquí.
Desde entonces, los bastones evolucionaron hasta los modelos actuales: ajustables, plegables y ultraligeros, con sistemas de amortiguación y empuñaduras ergonómicas.


PARTES DEL BASTÓN

Un bastón de trekking está compuesto por tres partes principales:

  1. Empuñadura o mango:
    Fabricada en corcho, goma EVA o espuma, se adapta a la forma de la mano y evita el deslizamiento.
    Algunos modelos tienen extensión de agarre para cambios de pendiente.

  2. Cuerpo o tubo:
    Generalmente de aluminio aeronáutico (6061 o 7075) o fibra de carbono, en uno, dos o tres segmentos.
    Su diseño telescópico o plegable permite ajustar la altura y facilitar el transporte.

  3. Punta o regatón:
    De acero endurecido o tungsteno, asegura el agarre en tierra, roca o hielo.
    Incluye rosetas intercambiables (de barro o nieve) y tapones de goma para superficies duras.

 

Además, los bastones modernos incorporan sistemas anti-shock (amortiguadores internos), bloqueos externos o de presión y correas ajustables para la muñeca.


TIPOS DE BASTONES

Bastones telescópicos:
Popularizados por Leki en la década de 1970, fueron los primeros modelos regulables en longitud, pensados para adaptarse a cualquier usuario o terreno.
Están compuestos por dos o tres tramos de aluminio o carbono que se deslizan entre sí y se fijan con sistema de bloqueo por giro o palanca externa.
Permiten ajustar la altura según la pendiente: más cortos en ascenso y más largos en descenso.
Ideales para caminatas largas, travesías Scout y uso compartido entre distintos miembros del grupo.


Bastones plegables (Z-fold o compactos):
Nacieron en los años 2000 para el trail running y el alpinismo ligero, donde el peso y el tamaño son determinantes.
Están formados por segmentos unidos por un cable interno (similar a una tienda de campaña), que se pliegan rápidamente. No tienen regulación de altura, pero son extremadamente ligeros y fáciles de guardar.
Perfectos para excursiones rápidas, ascensos técnicos o salidas de reconocimiento en terreno montañoso.


Bastones con amortiguación (Anti-Shock):
Introducidos en los años 90, estos modelos incluyeron resortes internos para absorber impactos durante los descensos prolongados.
El sistema interno reduce la presión sobre las articulaciones y aumenta el confort. Sin embargo, añade peso y puede restar estabilidad en terrenos técnicos. Recomendados para largas travesías, rutas de media montaña o usuarios con problemas articulares.


Bastones fijos o de una sola pieza:
Herederos del bordón tradicional, se usan desde los inicios del montañismo. Aunque poco comunes hoy, siguen siendo apreciados por su resistencia.
Están fabricados en madera, aluminio o fibra de carbono, no tienen mecanismos de ajuste, lo que los hace más duraderos y ligeros. Ideales para caminatas cortas o terrenos conocidos.


COMO USARLOS

El bastón no es un simple apoyo: es una extensión del cuerpo y de la voluntad del caminante.
Su uso adecuado mejora el rendimiento físico, la estabilidad y el ritmo de marcha, previniendo lesiones y conservando energía, por eso debes conocer sus principales funciones y beneficios.

Reparto del esfuerzo:
Reduce hasta un 25% la carga sobre rodillas, caderas y tobillos, especialmente en descensos.
Permite caminar más tiempo con menor fatiga.

Estabilidad y equilibrio:

En terrenos irregulares, el bastón actúa como un tercer o cuarto punto de apoyo, evitando caídas y resbalones.

Postura y respiración:
Favorece mantener la espalda recta y el pecho abierto, mejorando la respiración durante la marcha.

Tracción en subida:
Ayuda a impulsarse con los brazos en pendientes pronunciadas, reduciendo la carga sobre las piernas.

Descenso controlado:

Permite frenar suavemente y mantener el equilibrio, sin sobrecargar las rodillas.

Ritmo constante:

Sincronizar el paso con el movimiento de los bastones mejora el ritmo de marcha y ahorra energía mental.



 


 






Añadir comentario acerca de esta página:
Tu nombre:
Tu mensaje: