Riesgos Ambientales
Cambios climáticos bruscos
Las montañas generan su propio clima. En cuestión de minutos puede pasar de un cielo despejado a una tormenta eléctrica o una nevada repentina.
Las nubes se forman rápidamente por la condensación del aire húmedo que asciende por las laderas, causando lluvias, vientos fríos o niebla densa.
Riesgos:
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Hipotermia y desorientación.
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Inundaciones o deslaves repentinos.
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Impacto de rayos en zonas abiertas.
Prevención:
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Consultar pronósticos meteorológicos antes de ascender.
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Evitar cimas o puntos altos durante tormentas eléctricas.
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Portar siempre impermeable, abrigo y manta térmica.
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Aprender a identificar nubes de desarrollo vertical (indicadoras de tormenta).
Frío Extremo
A medida que se gana altura, la temperatura desciende aproximadamente 1 °C por cada 150 metros de ascenso.
El viento, la humedad y la falta de abrigo aceleran la pérdida de calor corporal, generando hipotermia o congelación.
Síntomas: temblores, confusión, torpeza y somnolencia.
Riesgos: pérdida de conciencia y paro respiratorio si no se atiende.
Prevención:
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Usar ropa por capas (interior térmica, intermedia aislante, externa impermeable).
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Evitar permanecer quieto o con ropa húmeda.
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Mantener manos, pies y cabeza cubiertos.
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En grupos, vigilar signos vitales de los compañeros.
Insolación y Deshidratación
En altitudes elevadas, la radiación solar aumenta debido a la menor densidad del aire y la reflexión del suelo o la nieve. Esto causa quemaduras, golpes de calor y pérdida acelerada de líquidos.
Riesgos:
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Fatiga, mareo, dolor de cabeza, piel enrojecida o agrietada.
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Deshidratación severa que puede afectar el juicio o la coordinación.
Prevención:
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Usar gorra o casco ventilado, bloqueador solar y gafas con filtro UV.
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Hidratarse constantemente, incluso sin sed.
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Evitar actividades físicas intensas en las horas de mayor radiación (11 a 15 h).
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Consumir frutas o alimentos ricos en agua.
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