Rapel
En ese tiempo, los alpinistas buscaban una manera segura de descender paredes verticales después de haber alcanzado una cumbre. Fue Jean Charlet-Straton, guía de Chamonix, quien sistematizó el método de descenso usando la cuerda para controlar la fricción. Con el tiempo, la técnica se refinó y se adoptó no sólo en el alpinismo, sino también en el rescate, la espeleología y los deportes verticales.
El rápel consiste en descender mediante un sistema que utiliza una cuerda anclada en un punto firme y un dispositivo de fricción que permite regular la velocidad.
Aunque parece una actividad simple, en realidad es un sistema técnico donde intervienen el peso de la persona, la resistencia de la cuerda, el funcionamiento del equipo y la calidad del anclaje.
Tipos de rápel
Existen diversas modalidades, pero en el ámbito educativo interesa conocerlas más que practicarlas sin preparación.
El rápel clásico es aquel en el que la persona desciende apoyando los pies en la pared, manteniendo la cuerda detrás del cuerpo para controlar la fricción.
El rápel volado se presenta cuando no hay contacto con la pared y el descenso se realiza suspendido en el aire; este tipo exige dominio técnico y control emocional.
El rápel asistido, donde otra persona controla la cuerda de seguridad.
Equipo
- El rápel necesita equipo diseñado específicamente para soportar carga, fricción y desgaste.
- El arnés sostiene al participante y distribuye el peso de forma segura.
- El descensor es el dispositivo que crea la fricción necesaria para controlar la bajada.
- La cuerda debe ser estática o semiestática, con certificación para actividades verticales.
- Los mosquetones con seguro evitan aperturas accidentales.
- El casco protege de golpes y caídas de material.
Además, cualquier rápel seguro depende del anclaje: un punto de sujeción firme, confiable y correctamente instalado.
La técnica del descenso
Para descender correctamente, la persona adopta una postura equilibrada: el cuerpo ligeramente inclinado hacia atrás, las piernas separadas a la anchura de los hombros y los pies firmes sobre la superficie.
La mano guía controla la cuerda que entra al descensor y la mano de freno regula la velocidad, siempre manteniendo la cuerda por debajo del dispositivo.
El movimiento debe ser pausado y constante, evitando saltos bruscos. Aunque el proceso técnico parece sencillo, requiere práctica supervisada porque una mala postura, poca atención o un error en el manejo pueden causar accidentes.
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